La única mujer que puede ser es la que sabe que el sol para su vida empieza ahora.
La que no derrama lágrimas sino dardos para sembrar la alambrada de su territorio.
La que no comete ruegos.
La que opina, levanta su cabeza, agita su cuerpo y a la vez es tierna sin vergüenza y dura sin odios.
La que desaprende el alfabeto de la sumisión y camina erguida.
La que no le teme a la soledad porque siempre ha estado sola.
La que deja pasar los alaridos grotescos de la violencia y la ejecuta con gracia.
La que se libera en el amor pleno.
La que ama.
La única mujer que puede ser la única es la que dolorida y limpia decide por sí misma salir de su prehistoria.
Bertalicia Peralta
Ilustrado Christian Schole
Si la cabeza te dice una cosa.