Llega un día en el que, simplemente, te cansas. Te cansas de la rutina, de que no te tomen en serio, te cansas de todo y a la vez de nada.
Te ves sumergido en una especie de tormenta que parece que no va a tener fin nunca. Pero de repente, un día, esa tormenta pasa a ser una simple llovizna, y después, desaparece.
Entonces, y solo entonces, te atreves a desafiar al mundo con tu sonrisa.
Anónimo
Ilustración Olaf Hajek
Si la cabeza te dice una cosa.
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