Siempre hubo en mí, al menos, dos mujeres. Una mujer desesperada y perpleja que siente que se está ahogando y otra que salta a la acción, como si fuera un escenario, disimulando sus verdaderas emociones porque ellas son la debilidad, la impotencia, la desesperación y presenta al mundo sólo una sonrisa, ímpetu, curiosidad, entusiasmo, interés.
Anaïs Nin
Ilustración Un camino de flores
Si la cabeza te dice una cosa.
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