domingo, 29 de junio de 2014

Su paquete de galletitas

“A una estación de trenes llega una tarde, una señora muy elegante. En la ventanilla le informan que el tren está retrasado y que tardará aproximadamente una hora en llegar a la estación.
Un poco fastidiada, la señora va al puesto de diarios y compra una revista, luego pasa al kiosco y compra un paquete de galletitas y una lata de gaseosa.

Preparada para la forzosa espera, se sienta en uno de los largos bancos del andén. Mientras hojea la revista, un joven se sienta a su lado y comienza a leer un diario. Imprevistamente la señora ve, por el rabillo del ojo, cómo el muchacho, sin decir una palabra, estira la mano, agarra el paquete de galletitas, lo abre y después de sacar una comienza a comérsela despreocupadamente.

La mujer está indignada. No está dispuesta a ser grosera, pero tampoco a hacer de cuenta que nada ha pasado; así que, con gesto ampuloso, toma el paquete y saca una galletita que exhibe frente al joven y se la come mirándolo fijamente.

Por toda respuesta, el joven sonríe… y toma otra galletita.
La señora gime un poco, toma una nueva galletita y, con ostensibles señales de fastidio, se la come sosteniendo otra vez la mirada en el muchacho.
El diálogo de miradas y sonrisas continúa entre galleta y galleta. La señora cada vez más irritada, el muchacho cada vez más divertido.
Finalmente, la señora se da cuenta de que en el paquete queda sólo la última galletita. ” No podrá ser tan caradura”, piensa, y se queda como congelada mirando alternativamente al joven y a las galletitas.
Con calma, el muchacho alarga la mano, toma la última galletita y, con mucha suavidad, la corta exactamente por la mitad. Con su sonrisa más amorosa le ofrece media a la señora.

- ¡Gracias! – dice la mujer tomando con rudeza la media galletita.
- De nada – contesta el joven sonriendo angelical mientras come su mitad.
El tren llega.
Furiosa, la señora se levanta con sus cosas y sube al tren. Al arrancar, desde el vagón ve al muchacho todavía sentado en el banco del andén y piensa: ” Insolente”.
Siente la boca reseca de ira. Abre la cartera para sacar la lata de gaseosa y se sorprende al encontrar, cerrado, su paquete de galletitas… ¡Intacto!.

Jorge Bucay

Que cantidad de situaciones nos ofrece la vida para ponernos en el lado del otro. Cuantas oportunidades nos son ofrecidas para ir un poco más allá de nuestra “única visión del mundo”.

Que cantidad de situaciones nos ofrece la vida para ponernos en el lado del otro. Cuantas oportunidades nos son ofrecidas para ir un poco más allá de nuestra “única visión del mundo”.

Podemos aprender que lo que nos da valor es la generosidad. Solo cuando somos realmente generosos podemos disfrutar de cada uno de los momentos porque la generosidad es una herramienta que reduce nuestro miedo. Y hablo de ser generoso con lo que no nos sobra, con nuestro tiempo y con nuestra dedicación. Cada minuto de generosidad es una oportunidad para inspirar a los demás

Álvaro Merino

Ilustración Marianna Fulvi


Si la cabeza te dice una cosa.

viernes, 27 de junio de 2014

Sé lo que debo hacer


Hacerte cargo de ti mismo es la mayor de las responsabilidades. Es apenas
comprensible que semejante tarea nos ponga a tambalear, no sólo por la importancia que ello implica, sino además porque carecemos de las herramientas.

Ni la familia, ni los colegios, ni los preescolares, con todo su auge y modernismo, han considerado la posibilidad de enseñar a quererse a sí mismo como uno de los principales objetivos de formación.

El llamado desarrollo socio-afectivo no trasciende más allá de lo elemental.

Tomar conciencia de que existes, eres importante y tienes el derecho a pensar en
ti, sobre todas las cosas, te coloca en un lugar de privilegio, pero al mismo tiempo te produce nuevas angustias. La lucidez tiene un precio:

"Sé lo que debo hacer, pero no siempre sé cómo hacerlo”.

Anónimo

Ilustración Andrea Rivóla


Si la cabeza te dice una cosa.

jueves, 26 de junio de 2014

Un viaje con propósito

Un día el padre de una familia muy rica llevó a su hijo de viaje al campo con el único propósito de que viera que tan pobres las personas pueden ser.
Pasaron varios días y varias noches en la hacienda a la cual el consideraba que eran una familia muy pobre.
En el viaje de regreso a casa, el padre le pregunta a su hijo: 
¿Que tal el viaje? Fue maravilloso, dice el hijo.


Entonces hijo, ¿qué aprendiste del viaje? pregunta el padre. 
El hijo le contesta, vi que nosotros tenemos un perro y ellos tienen cuatro. Nosotros tenemos una piscina pequeña en medio del patio y ellos tienen un rio que no tiene fin. Nosotros tenemos linternas importadas y ellos tienen las estrellas de la noche. Nuestro patio es la parte del frente y ellos tienen todo el horizonte.
Nosotros tenemos un pequeño pedazo de tierra y ellos tienen colinas que apenas nuestra vista alcanzan a ver. Nosotros tenemos sirvientes y ellos se sirven entre si. Nosotros compramos los alimentos y ellos los cosechan. Nosotros tenemos paredes para proteger nuestra propiedad y ellos tienen amigos que se la protegen.
Con esto el hijo puso a su padre a pensar. 



Entonces agregó, gracias papa por mostrarme lo pobres que somos nosotros.

MUCHAS VECES OLVIDAMOS LO QUE TENEMOS, POR DETENERNOS A PENSAR EN LO QUE NO TENEMOS.

Anónimo

Ilustración Alice Potter


Si la cabeza te dice una cosa.

domingo, 22 de junio de 2014

Acepto la confusión


Me doy cuenta de que si fuera estable, prudente y estático; viviría en la muerte.
Por consiguiente, acepto la confusión, la incertidumbre, el miedo y los altibajos emocionales, porque ése es el precio que estoy dispuesto a pagar por una vida fluida, perpleja y excitante”.

Carl Rogers

Ilustración Elly Mackay


Si la cabeza te dice una cosa.

sábado, 21 de junio de 2014

Quiero que sepas que


“Quiero que sepas que por más lejos que estemos, o no hablemos o por más mal y enojados que podamos estar.

Absolutamente siempre eres y serás, mi primer y último pensamiento.”

Anónimo

Ilustración Genevieve Godbout


Si la cabeza te dice una cosa.

miércoles, 18 de junio de 2014

Yo quisiera


Yo quisiera que mis hijas aprendan a defenderse, a entender a una futura sociedad más justa. Que sepan no hacer diferencias entre la gente, que sean normales, que quieran, que respeten al semejante.
Esa es la herencia que les voy a dejar: concepción social del mundo en que viven.
Que sean gente bien, no ricos ni pobres, sino buenos.
Que sepan dar, que sepan hacerse querer.

Jorge Cafrune

Ilustración Laura Perez


Si la cabeza te dice una cosa.

lunes, 16 de junio de 2014

Una frase inspiradora


Mi experiencia de la vida es que estoy aprendiendo a ser más yo misma en lugar de compararme con otras personas.
Otras personas esperan que yo sea como ellos, pero yo no quiero ser como ellos.
Yo sólo quiero ser yo misma y aceptarme a mí misma por ser quien soy.
Quiérete a ti mismo sin condiciones.

Anónimo

Ilustración Jazmín Garcia


Si la cabeza te dice una cosa.

domingo, 15 de junio de 2014

Me doy permiso


Me doy permiso para separarme de personas que me traten con brusquedad, presiones o violencia, de las que me ignoran, me niegan un beso, un abrazo...

No acepto ni la brusquedad ni mucho menos la violencia aunque venga de mis padres o de mi marido, o mujer. Ni de mis hijos, ni de mi jefe, ni de nadie.
Las personas bruscas o violentas quedan ya, desde este mismo momento fuera de mi vida.

Soy un ser humano que trata con consideración y respeto a los demás. Merezco también consideración y respeto.

Me doy permiso para no obligarme a ser “el alma de la fiesta”, el que pone el entusiasmo en las situaciones, ni ser la persona que pone el calor
humano en el hogar, la que está dispuesta al diálogo para resolver conflictos cuando los demás ni siquiera lo intentan.

No he nacido para entretener y dar energía a los demás a costa de agotarme yo: no he nacido para estimularles con tal de que continúen a mi lado.
Mi propia existencia, mi ser; ya es valioso.
Si quieren continuar a mi lado deben aprender a valorarme.
Mi presencia ya es suficiente: no he de agotarme haciendo más.

Me doy permiso para no tolerar exigencias desproporcionadas en el trabajo.
No voy a cargar con responsabilidades que corresponden a otros y que tienen tendencia a desentenderse.
Si las exigencias de mis superiores son desproporcionadas hablaré con ellos clara y serenamente.

Me doy permiso para no hundirme las espaldas con cargas ajenas

Me doy permiso para dejar que se desvanezcan los miedos que me infundieron mis padres y las personas que me educaron. El mundo no es sólo
hostilidad, engaño o agresión: hay también mucha belleza y alegría inexplorada.

Decido abandonar los miedos conocidos y me arriesgo a explorar las aventuras por conocer.
Más vale lo bueno que ya he ido conociendo y lo mejor que aún está por conocer. Voy a explorar sin angustia.

Me doy permiso para no agotarme intentando ser una persona excelente.
No soy perfecto, nadie es perfecto y la perfección es oprimente.

Me permito rechazar las ideas que me inculcaron en la infancia intentando que me amoldara a los esquemas ajenos, intentando obligarme a ser perfecta: una persona sin fisuras, rígidamente irreprochable. Es decir: inhumano.

Asumo plenamente mi derecho a defenderme, a rechazar la hostilidad ajena, a no ser tan correcto como quieren; y asumo mi derecho a ponerles límites y barreras a algunas personas sin sentirme culpable.

No he nacido para ser la víctima de nadie.

Me doy permiso para no estar esperando alabanzas, manifestaciones de ternura o la valoración de los otros.

Me permito no sufrir angustia esperando una llamada de teléfono, una palabra amable o un gesto de consideración.

Me afirmo como una persona no adicta a la angustia.

Soy yo quien me valoro, me acepto y me aprecio No espero a que vengan esas consideraciones desde el exterior.

Y no espero encerrado o recluido ni en casa, ni en un pequeño círculo de personas de las que depender.

Al contrario de lo que me enseñaron en la infancia, la vida es una experiencia de abundancia.

Empiezo por reconocer mis valores, Y el resto vendrá solo. No espero que venga de fuera.

Me doy permiso para no estar al día en muchas cuestiones de la vida: no necesito tanta información, tanto programa de ordenador, tanta película de cine, tanto periódico, tanto libro, tantas músicas.

Decido no intentar absorber el exceso de información. Me permito no querer saberlo todo. Me permito no aparentar que estoy al día en todo o en casi todo.

Y me doy permiso para saborear las cosas de la vida que mi cuerpo y mi mente pueden asimilar con un ritmo tranquilo.

Decido profundizar en todo cuanto ya tengo y soy. Con lo que soy es más que suficiente. Y aún sobra.

Me doy permiso para ser inmune a los elogios o alabanzas desmesurados: las personas que se exceden en consideración resultan abrumadoras. Y dan tanto porque quieren recibir mucho más a cambio.

Prefiero las relaciones menos densas.

Me permito un vivir con levedad, sin cargas ni demandas excesivas. No entro en su juego.

Me doy el permiso más importante de todos: el de ser auténtico.

No me impongo soportar situaciones y convenciones sociales que agotan, que
me disgustan o que no deseo. No me esfuerzo por complacer.

Si intentan presionarme para que haga lo que mi cuerpo y mi mente no quieren hacer, me afirmo tranquila y firmemente diciendo que no. Es
sencillo y liberador acostumbrarse a decir “no”.

Me doy el permiso más importante de todos: el de ser auténtico. No me impongo soportar situaciones y convenciones sociales que agotan, que me disgustan o que no deseo. No me esfuerzo por complacer.

Elijo lo que me da salud y vitalidad.

Me hago más fuerte y más sereno cuando mis decisiones las expreso como forma de decir lo que yo quiero o no quiero, y no como forma de despreciar las elecciones de otros.

No me justificaré: si estoy alegre, lo estoy; si estoy menos alegre, lo estoy; Y si un día señalado del calendario es socialmente obligatorio sentirse feliz, yo estaré como estaré.

Me permito estar tal como me sienta bien conmigo mismo y no como me ordenan las costumbres y los que me rodean: lo “normal” y lo “anormal” en mis estados emocionales lo establezco yo.

Joaquín Argente

Ilustración Alberto Ruggieri


Si la cabeza te dice una cosa.

jueves, 12 de junio de 2014

Creencias


"Una persona usualmente se convierte en aquello que el cree que es".
Si yo sigo diciéndome a mi mismo que no puedo hacer algo, es posible que yo termine siendo incapaz de hacerlo.
Por el contrario si yo tengo la creencia que sí puedo hacerlo, con seguridad yo adquiriré la capacidad de realizarlo aunque no la haya tenido al principio.

Gandhi

Ilustración Olaf Hajek


Si la cabeza te dice una cosa.

miércoles, 11 de junio de 2014

Una frase inspiradora


"Preocúpate más por tu carácter que por tu reputación. Tu carácter es lo que realmente eres, mientras que tu reputación es solo lo que los otros creen que tú eres."

Dale Carnegie

Ilustración Arianna Floris


Si la cabeza te dice una cosa.

sábado, 7 de junio de 2014

La vida se gasta


Nos acostumbramos a vivir en pisos y a no tener otra vista que no sea las ventanas de alrededor. Y porque no tiene vista, luego nos acostumbramos a no mirar para afuera. Y porque no miramos para afuera, luego nos acostumbramos a no abrir del todo las cortinas. Y porque no abrimos del todo las cortinas luego nos acostumbramos a encender más temprano la luz.
Y a medida que nos acostumbramos, olvidamos el sol, olvidamos el aire, olvidamos la amplitud.

Nos acostumbramos a despertar sobresaltados porque se nos hizo tarde. A tomar el café corriendo porque llegamos tarde. A leer el periódico en el metro porque no podemos perder tiempo. A salir del trabajo porque ya es de noche. A cenar rápido y dormir pesados sin haber vivido el día.

Nos acostumbramos a esperar el día entero y a decirle a nuestros familiares o amigos por teléfono: “hoy no puedo ir”. “A ver cuando nos vemos…” “La semana que viene nos reunimos”…

Si el cine esta lleno nos sentamos en la primera fila y torcemos un poco el cuello. Si el trabajo esta complicado, nos consolamos pensando en el fin de semana. Y si el fin de semana no hay mucho que hacer, o andamos cortos de dinero, nos vamos a dormir temprano y listo…porque siempre tenemos sueño atrasado.

Nos acostumbramos a ahorrar vida. Que poco a poco, igualmente se gasta y que una vez gastada, por estar acostumbrados, nos perdimos de vivir…

Alguien dijo: “La muerte está tan segura de su victoria que nos da toda una vida de ventaja”

Disfrutemos de la vida hoy, ahora, en este momento.

Anónimo

Ilustración Argijale


Si la cabeza te dice una cosa.

lunes, 2 de junio de 2014

Lo que tengo que hacer…Lo hago



Trabajo más que cualquier mortal, pero más fácilmente porque lo hago segundo a segundo. Tengo que hacer miles de tic-tacs para formar un día, pero dispongo de un segundo para hacer cada uno de ellos. No los quiero hacer todos a la vez.

Nunca me preocupo de lo que hice ayer, ni de lo que tendré que hacer mañana. Mi ocupación es de hoy… aquí y ahora. Sé que si hago lo de hoy bien, no tendré que molestarme por el pasado ni preocuparme por el futuro.

Tú, que eres persona, si quieres vivir tranquilo y tan feliz como yo, no trates de vivir toda tu vida, ni echarte todo el peso de tu trabajo en un solo día. ¡Vive ahora!
Haz el trabajo de cada día en su día.
Te convencerás de que si se toma tiempo, siempre hay tiempo para todo. Hay un modo difícil de hacer el trabajo que tiene que hacerse.

Si quieres encontrar el modo fácil, mírame a mí. Nunca me preocupo, nunca me apresuro… pero nunca me retraso.

Lo que tengo que hacer…lo hago. ¡Ese es el secreto!

Anónimo

Ilustración Tuomas Ikonen


Si la cabeza te dice una cosa.
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