Muchas de las enfermedades y angustias que sufrimos en la vida cotidiana tienen una causa realmente muy simple: estamos sobrecargados.
No nos educaron para saborear la vida y disfrutarla, sino para llevar un pesado fardo psicológico y físico de supuestas obligaciones:
Deberías hacer esto
Tendrías que actuar de esta forma
Has de ser correcto
Hay que hacerlo todo lo mejor posible
Debes ser perfecto y sin contradicciones.
Eso nos dijeron. Y muchas más órdenes.
Son demasiadas exigencias que hemos convertido en auto exigencias.
Pero es simplemente imposible responder a tanta orden interior y exterior sin derrumbarse de agotamiento.
Se trata, pues, de empezar a permitirnos echar lastre por la borda, andar más
ligeros.
La vida es breve, ¡y tan breve! pero es un camino radicalmente bello.
Cuando una persona comienza a tirar peso, a rechazar tantas órdenes exteriores
que no se corresponden con sus anhelos profundos, le cambia el rostro:
Se la ve rejuvenecer.
Joaquín Argente
Ilustración Amanda Cass
Si la cabeza te dice una cosa.
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