Resulta que la vida no era solo empujar, ni un juego de dudosos espejismos. No había que perderse dando vueltas en una puerta giratoria, ni desconfiar de todos los reflejos, ni creer cualquier cosa sólo porque la imagen parecía verdadera.
Había que encontrar el punto justo donde azar y destino son lo mismo, el exacto momento en que la puerta giratoria, te ofrece una salida.
Amalia Bautista
Si la cabeza te dice una cosa.
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