En la tranquilidad hay salud, como plenitud, dentro de uno. Perdónate, acéptate, reconócete y ámate. Recuerda que tienes que vivir contigo mismo por la eternidad.
Cuando nos amamos a nosotros mismos, el amor lo transforma todo.
Aprendemos a cuidarnos, a mimarnos, encontrar ratos para disfrutar de nosotros mismos, ir al cine, hacer un pequeño viaje, hacer una cena especial y cenar solos encendiendo una vela, un paseo por la montaña, vivir una historia de amor contigo mismo… Si, una locura, pero una locura de amor… la más maravillosa.
No es tan difícil abrirse al amor, solo hay que estar dispuesto y desearlo.
Lo difícil es estar dispuesto a quererse a sí mismo.
En la tranquilidad hay salud, como plenitud, dentro de uno. Perdónate, acéptate, reconócete y ámate. Recuerda que tienes que vivir contigo mismo por la eternidad.
Yo quisiera que mis hijas aprendieran a defenderse y a entender a una futura sociedad más justa. Que supieran no hacer diferencias entre la gente, que sean normales, que quieran y que respeten al semejante.
Esa es la herencia que les voy a dejar: concepción social del mundo en que viven.
Que sean gente bien, no ricas o pobres, sino buenas.
"Querer" es el deseo, el apetito. "Querer” es querer para mí.
Si "te quiero" te estoy implicando en una suerte de pertenencia, en un pedido; cuando no es una exigencia de estar, de permanecer, de darme, de valorarme.
"Si te quiero, te recorto las alas y te dejo a mi lado para siempre. Si te amo, disfruto viéndote crecer las alas y disfruto viéndote volar".
La primera vez que escuché esto, lo leía un locutor en la radio. Siento todavía la misma envidia que sentí ese día de que alguien pudiera ser tan claro.
Estar enamorado, no tiene nada que ver con todo lo anterior, porque para mí;
"Estar enamorado" no es un sentimiento, sino una pasión.
“La gente siempre le echa la culpa a sus circunstancias por lo que ellos son. Yo no creo en las circunstancias. La gente a la que le va bien en la vida es la gente que va en busca de las circunstancias que quieren y si no las encuentran, se las hacen, se las fabrican”.
El mundo está tan lleno de opiniones como lo está de personas. Y usted sabe lo qué es una opinión.
Uno dice esto, y algún otro dice aquello. Cada cual tiene una opinión, pero la opinión no es la verdad; por lo tanto, no escuche una mera opinión, no importa de quién sea, sino descubra por sí mismo qué es lo verdadero.
La opinión puede cambiar de la noche a la mañana, pero no podemos cambiar la verdad.
Reconozco que soy muy emocional e impulsiva. Que cuando me siento observada, no me gusta y me pongo nerviosa. Sé, que no me gusta hablar de sexo, ni de dinero. Y que soy muy especial en la comida…y que me gusta vestir de negro…y tantas cosas más de mí sé…
Es curioso ver, como uno toma posición y se organiza casi sin darse cuenta en como uno cree que es, e incluso en como te ven los demás. En cambio, te llama la atención cuando en algún momento un amig@ empieza a describirte o a explicar como eres o como ella te ve. Wow!!! que pocas veces te reconoces.
Muchas veces es debido a las etiquetas que siempre “ponemos”, bien a las personas que acabamos de conocer o durante la relación que mantenemos.
Esto es, un breve comentario sobre que hagas lo que hagas, siempre habrá un ojo observándote, que te colocara una etiqueta y que su primera impresión… No la cambiaras en la vida.
Lo queramos o no
sólo tenemos tres alternativas:
el ayer, el presente y el mañana.
Y ni siquiera tres
porque como dice el filósofo
el ayer es ayer
nos pertenece sólo en el recuerdo:
a la rosa que ya se deshojó
no se le puede sacar otro pétalo.
Las cartas por jugar
son solamente dos:
el presente y el día de mañana.
Y ni siquiera dos
porque es un hecho bien establecido
que el presente no existe
sino en la medida en que se hace pasado
y ya pasó…
como la juventud.
En resumidas cuentas
sólo nos va quedando el mañana:
yo levanto mi copa
por ese día que no llega nunca
pero que es lo único
de lo que realmente disponemos.
¿Qué es ser feliz?, me preguntó mi hija tímidamente un día…
Y sacudió mi alma esa pregunta, pues la respuesta, yo tampoco la sabía…
Ser feliz…como explicarte hija mía…
Es disfrutar cada minuto de la vida,
es valorar las cosas pequeñitas,
es no sufrir por las grandes que querrías…,
es saber dar sin esperar respuesta,
es amar con pasión y sin medida…
es a veces encontrar en otro rostro la sensación de la perfecta compañía…
es ver sonreír a los seres que quieres y gozar como nuestra aquella dicha.
Son muchas cosas, o tal vez muy poquitas,
es aceptar con armonía cada día…
Luego de cada frase sus ojitos
más enormes y más brillosos se abrían;
entonces me detuve un instante
pensando que quizás no me entendía…
y allí ante mi asombro con un gesto de paz
tranquilidad y alegría, me dijo…
¡Qué suerte mamá, entonces ser feliz es más fácil de lo que yo creía!…”