sábado, 31 de agosto de 2013

La generosidad silenciosa


Al dar y al recibir, lo más importante es la intención. La intención debe ser siempre crear felicidad para quien da y para quien recibe, porque la felicidad sostiene y sustenta la vida y, por tanto, genera abundancia.

La retribución es directamente proporcional a lo que se da, cuando el acto es incondicional y sale del corazón.

Si deseamos alegría, démosle alegría a los otros; si deseamos amor, aprendamos a dar amor; si deseamos atención y aprecio, aprendamos a prestar atención y a apreciar a los demás; si deseamos riqueza material, ayudemos a otros a conseguir esa riqueza.

En realidad la manera más fácil de obtener lo que deseamos es ayudar a los demás a conseguir lo que ellos desean.

Esto se debe a que nuestro cuerpo, reducido a su estado esencial, es un haz individual de energía e información en medio de un universo de energía e información.

Somos haces individuales de conciencia en medio de un universo consciente. La palabra «conciencia» implica mucho más que energía e información, implica una energía y una información que viven en forma de pensamiento.
Por tanto, somos haces de pensamiento en medio de un universo pensante. Y el pensamiento tiene el poder de transformar.

Obsequios como interesarse, prestar atención, dar afecto, aprecio y amor, son algunos de los más preciados que se pueden dar, y no cuestan nada. Cuando nos encontremos con alguien, enviémosle en silencio un buen deseo por su felicidad, alegría y bienestar. Esta forma de generosidad silenciosa es muy poderosa.

Tomemos la decisión de dar en todo lugar a donde vayamos, y a quien quiera que veamos. Mientras estemos dando, estaremos recibiendo. Cuanto más demos, más confianza tendremos en los efectos milagrosos de esta ley.

Y a medida que recibamos más, también aumentará nuestra capacidad de dar.

Si vamos en pos de estas cosas primero, no solamente para nosotros mismos, sino para los demás, todo lo demás nos llegará espontáneamente.

Deepak Chopra

Ilustración Laura Perez


Si la cabeza te dice una cosa.

viernes, 30 de agosto de 2013

Carta de una mujer perfumada


Para escribir cartas de amor
no es necesaria la cautela ni el orden
ni encontrar la perfecta esquela
tan sólo encender la lámpara
como se enciende el cuerpo del amor.
Untarse toda,
perfumarse toda de mieles y sortilegios
elegir la caligrafía más desvelada,la más humilde.
Entonces, se extiende
se acaricia el empeine de sus plumajes
y comienzan a recogerse las palabras como el deseo del amor.

Para escribir cartas de amor
es necesario estar reposada
elegir las palabras como si fueran banquetes clandestinos
vestirse toda de rojo, color deseo, color relámpago
y decir: en esta tarde arrodillada de luz
yo te amo, te entrego un manojo de suaves palabras
como la llave de mi alma

Me ilumino toda al nombrarte
nada se pierde con llamarte en el bosque fallido
con escribirte como sonámbula como
maga toda vestida de verde
escribir más que una carta de amor
basta con extender mi mano hacia la tuya
es esa la vigencia del perfume.

Marjorie Agosin

Ilustración Amanda Cass



Si la cabeza te dice una cosa.

domingo, 25 de agosto de 2013

Sentir


"...Cuando dices que tienes que saber lo que es bueno, te has expresado mal. Debes sentir lo que es bueno.

La diferencia siempre radica en los propios sentimientos.

Ninguna teoría puede protegerte de ello ni evitarte la decisión.

Ernst Von Glaserfeld

Ilustración Jenny Meilihove


Si la cabeza te dice una cosa.

sábado, 24 de agosto de 2013

Yo soy yo


En todo el mundo no hay nadie como yo.
Hay personas que tienen algo en común conmigo, pero nadie es exactamente
como yo. Por lo tanto, todo lo que surge de mí es verdaderamente mío porque
yo sola lo escogí.

Soy dueña de todo lo que me concierne:
De mi cuerpo, incluyendo todo lo que hace; mi mente, incluyendo todos sus
pensamientos e ideas; mis ojos, incluyendo las imágenes de todo lo que
contemplan; mis sentimientos, sean lo que sean, ira, gozo, frustración,
amor, desilusión, excitación; mi boca, y todas las palabras que de ella
salen, corteses, tiernas o rudas, correctas o incorrectas; mi voz, fuerte o
suave, y todas mis acciones, ya sean para otros o para mí misma.

Soy dueña de mis fantasías, mis sueños, mis esperanzas, mis temores.

Soy dueña de todos mis triunfos y logros, de todos mis fracasos y errores.

Como soy dueña de todo mi yo, puedo llegar a conocerme íntimamente. Al
hacerlo, puedo amarme y ser afectuosa conmigo en todo lo que me forma. Puedo
así hacer posible que todo lo que soy trabaje para mi mejor provecho.

Sé que hay aspectos de mí misma que me embrollan, y otros aspectos que no
conozco.

Mas mientras siga siendo afectuosa y amorosa conmigo misma, valiente y
esperanzada, puedo buscar las soluciones a los embrollos y los medios para
llegar a conocerme mejor.

Sea cual sea mi imagen visual y auditiva, diga lo que diga, haga lo que haga,
piense lo que piense y sienta lo que sienta en un instante del tiempo, esa soy yo.

Esto es real y refleja donde estoy en ese instante del tiempo.

Más tarde, cuando reviso cuál era mi imagen visual y auditiva, que dije y
que hice, que pensé y que sentí, quizá resulte que algunas piezas no encajen.

Puedo descartar lo que no encaja y conservar lo que demostró que si
encaja. E inventar algo nuevo en vez de lo que descarté.

Puedo ver, oír, sentir, pensar, decir y hacer.

Tengo las herramientas para sobrevivir, para estar cerca de otros, para ser productiva,
y para encontrar el sentido y el orden del mundo formado por la gente y las cosas que me rodean.

Soy dueña de mí misma,

Y por ello puedo construirme.

Yo soy yo y estoy bien.

Virginia Satir

Ilustración Vin Ganapathy


Si la cabeza te dice una cosa.

jueves, 8 de agosto de 2013

Te quise y te quiero


Y debo decirte que confío plenamente en la casualidad de haberte conocido. Que nunca intentaré olvidarte, y que si lo hiciera, no lo conseguiría.

Que me encanta mirarte y que te hago mío con solo verte de lejos.Que adoro tus lunares y tu pecho me parece el paraíso.

Que no fuiste el amor de mi vida, ni de mis días, ni de mi momento.

Pero que te quise y que te quiero, aunque estemos destinados a no ser.

Julio Cortázar

Ilustración Eva Armisen


Si la cabeza te dice una cosa.

martes, 6 de agosto de 2013

Somos lo que poseemos


Somos lo que poseemos. El hombre que posee dinero es el dinero, el hombre que se identifica con la propiedad es la propiedad, la casa o los muebles.

Lo mismo sucede con las ideas o con la gente, y cuando existe ese afán posesivo, no hay relación.

Sin embargo, la mayoría poseemos porque si no, no tenemos nada más; si no poseemos somos cascarones vacíos. Por eso llenamos nuestra vida con muebles, música, conocimientos, con esto o aquello. Este cascarón hace mucho ruido y a ese ruido lo llamamos vivir y con eso, estamos satisfechos.

Pero si surge una contrariedad, una pérdida, entonces sufrimos porque de pronto descubrimos lo que somos, un cascarón vacío sin mucho significado.

Jiddu Krishnamurti

Ilustración Akzhana Abdalieva


Si la cabeza te dice una cosa.

lunes, 5 de agosto de 2013

Una frase inspiradora


"La paradoja del amor es, ser uno mismo, sin dejar de ser dos".

Erich Fromm

Ilustración Andrea Arroyo


Si la cabeza te dice una cosa.

domingo, 4 de agosto de 2013

Intentar cambiar al otro?


Una relación amorosa es un organismo vivo que pasa por diferentes ciclos y fases. Cuando la de descubrimiento se calma, nos instalamos en la ternura y la confianza. Son sentimientos más pausados, pero más profundos.

El otro día vi a una entrañable pareja de octogenarios cogidos de la mano. Apuesto a que, en todos esos años de convivencia, ninguno de los dos intentó cambiar al otro.

Jean Claude Kaufmann

Ilustración Laura Brown


Si la cabeza te dice una cosa.

sábado, 3 de agosto de 2013

Una frase inspiradora


"El amor es una flor que nace en el campo, pero debe cultivarse en un jardín".

Antonio Bolinches

Ilustración Amanda Cass


Si la cabeza te dice una cosa.

viernes, 2 de agosto de 2013

Aquel hombre sabio




Érase una vez un sabio muy conocido que vivía en una montaña del Himalaya. Cansado de convivir con los hombres, había optado por una vida sencilla, y pasaba la mayor parte de su tiempo meditando.

Su fama, no obstante, era tan grande que las personas estaban dispuestas a caminar por estrechos senderos, subir colinas escarpadas, o vadear caudalosos ríos, apenas para conocer a aquel hombre santo, al que creían capaz de resolver cualquier angustia del corazón humano.

Este sabio, como era un hombre muy compasivo, no dejaba de dar un consejo aquí y otro allá, pero procuraba librarse cuanto antes de los visitantes no deseados. A pesar de todo, éstos aparecían en grupos cada vez mayores y, en cierta ocasión, una multitud se agolpó a su puerta diciendo que en el periódico local se habían publicado bellas historias sobre él, y que todos estaban seguros de que sabía cómo superar las dificultades de la vida.
El sabio nada dijo; les pidió a todos que se sentasen y esperasen. Pasaron tres días, y no paraba de llegar gente. Cuando ya no quedaba espacio para nadie más, él se dirigió a la muchedumbre que esperaba frente a su puerta:


-Os os voy a dar la respuesta que todos queréis. Pero debéis prometerme que, a medida que vuestros problemas se solucionen, les diréis a los nuevos peregrinos que me fui de aquí, de manera que yo pueda continuar viviendo en la soledad que tanto anhelo. Los hombres y mujeres presentes hicieron un juramento sagrado: si el sabio cumpliese lo prometido, ellos no dejarían que ningún otro peregrino subiese a la montaña.
-Contadme vuestros problemas – pidió entonces el sabio.


Alguien comenzó a hablar, pero fue inmediatamente interrumpido por otras personas, ya que sabían que aquélla era la última audiencia pública que el hombre santo daría, y temían que no tuviera tiempo de escucharlos a todos. A los pocos minutos, la situación ya era caótica: multitud de voces gritando al mismo tiempo, gente llorando, hombres y mujeres arrancándose los cabellos de desesperación, ante la imposibilidad de hacerse oír.


El sabio dejó que la escena se prolongase un poco más, y por fin gritó: ¡Silencio!


La multitud enmudeció inmediatamente.


-Escribid vuestros problemas y dejad los papeles aquí, frente a mí.


Cuando todos terminaron, el sabio mezcló todos los papeles en una cesta, pidiendo a continuación:
Id pasando esta cesta de mano en mano, y que cada uno saque un papel y lo lea. Entonces podréis cambiar vuestro problema por el que os ha tocado, o pedir que os devuelvan el papel con el problema que escribisteis originalmente.


Todos los presentes fueron tomando una de las hojas de papel, la leyeron, y quedaron horrorizados. Sacaron como conclusión que aquello que habían escrito, por muy malo que fuese, no era tan serio como lo que afligía a sus vecinos. Dos horas después, intercambiaron los papeles, y cada uno volvió a meter en su bolsillo su problema personal, aliviado al saber que su aflicción no era tan dura como se imaginaba.


Agradecieron la lección, bajaron la montaña con la seguridad de que eran más felices que los demás, y –cumpliendo el juramento realizado- nunca más permitieron que nadie perturbase la paz de aquel hombre santo.

www.paulocoelhoblog.com


Ilustración Elly MacKay

Si la cabeza te dice una cosa.

jueves, 1 de agosto de 2013

Una frase inspiradora


"Tu actitud, no tu aptitud, es la que determinara tu altitud".

Zig Ziglar

Ilustración Genevieve Godbout


Si la cabeza te dice una cosa.
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...