Esta mujer cabe en mis manos. Es blanca y rubia, y en mis manos la llevaría como a una cesta de magnolias.
Esta mujer cabe en mis ojos. La envuelven mis miradas, mis miradas que nada ven cuando la envuelven.
Esta mujer cabe en mis deseos. Desnuda está bajo la anhelante llamarada de mi vida y la quema mi deseo como una brasa.
Pero, mujer lejana, mis manos, mis ojos y mis deseos te guarda entera su caricia porque sólo tú, mujer lejana, sólo tu cabes en mi corazón…
Pablo Neruda
Imagen Trish Grantham
Si la cabeza te dice una cosa.
Precioso...¿quine si no Neruda?
ResponderEliminarQuien si no. Gracias por tu comentario. Un abrazo cálido
Eliminar